El romance encuentra su lugar en esta idílica tierra costera, donde la niebla marítima se extiende para cubrir los silenciosos bosques de secoyas. A lo largo de más de 161 kilómetros de costa, los artistas colocan los caballetes para pintar escenas de surf palpitante, pintorescos promontorios y cabañas pintadas de blanco en pueblos como Mendocino o Eureka. Una nueva generación de agricultores y enólogos concentran su energía en preservar la tierra y producir increíbles alimentos y vino.
Asegúrese de probar todas las especialidades locales. Y esté atento a las visitantes asiduas de gran tamaño: desde diciembre hasta mayo, unas 20,000 ballenas grises recorren la costa en su migración anual.