La villa exclusiva de Yountville resplandece con una impresionante cantidad de restaurantes reconocidos por Michelin, gracias a la perenne The French Laundry de tres estrellas, el bistró Bouchon de una estrella y Redd Wood con certificación Bib Gourmand.
El célebre chef Thomas Keller puso a la ciudad en el mapa culinario cuando se hizo cargo de The French Laundry en 1994. Desde entonces, se ha convertido en un destino de clase mundial para cenar, comprar, alojarse, asistir a spas y degustar vinos; algunas veces todo en uno. Piense en el ultrapomposo complejo turístico Bardessono con certificación platino de LEED y su Lucy Restaurant & Bar de comida de alta gama “de la granja al tenedor”, un spa, y una sala con comida y cócteles rodeada de jardines. El complejo turístico está a corta distancia de notables salas de degustación como Ma(i)sonry Napa Valley, alojada en un histórico edificio de piedra y que contiene una galería de arte en la que usted puede probar vinos de más de 20 socios vitivinicultores.
El célebre chef Thomas Keller puso a Yountville en el mapa culinario cuando se hizo cargo de The French Laundry en 1994.
De hecho, se puede recorrer a pie toda la comunidad de Yountville y hay fácil acceso a artículos tan deseables como sombreros de copa en Montecristi Panama Hats, botellas de vino recicladas en la elegante joyería de Yount Street Glass, y detalles culinarios y del hogar de la tienda Domain Home Garden, al otro lado del galardonado restaurante Bottega del chef Michael Chiarello.
Para un indicador de cómo este diminuto enclave de menos de 3000 personas ha evolucionado a un verdadero destino de estilo de vida, sólo visite la lujosa Silver Trident Winery. El edificio de piedra de estilo toscano descansa en el corazón del centro y exhibe una elegantemente adornada sala, comedor y librería con decoración (todo a la venta) de Ralph Lauren Home. Luego tenemos el resplandeciente y nuevo JCB Tasting Salon del vitivinicultor global Jean-Charles Boisset, refulgente de joyas y cristal de Baccarat, y de vino.
Consejo de alguien que sabe: quienes tengan un presupuesto acotado pueden experimentar el genio culinario de Keller mediante una reserva en Ad Hoc, su restaurante más casual en Washington Street, o si pide una comida empacada en su servicio para llevar Addendum, en la misma dirección.