Es increíble, pero real: aún hoy puede recorrer la parte playa del brazo sur del American River y encontrar motas de oro, como lo hacían los pioneros buscadores de fortuna hace más de un siglo y medio. Uno de los mejores lugares para hacer esto es Jamestown, uno de los pueblos originales de la Fiebre del oro en California.
Intente explorar; las tiendas del pueblo venden bateas para lavar oro. Pida que le enseñen la técnica adecuada para poder separar las partículas diminutas de oro del inútil cieno del río. En realidad, es difícil distinguir una cosa de otra en el fondo de su batea, en especial con tanto 'oro de los tontos', como se denomina a la pirita (un mineral técnicamente sin valor) que se queda en el piso de su batea. Para tener mejor suerte, además de adquirir conocimientos geológicos e históricos mientras busca y revuelve, intente buscar oro con un guía.
Luego, puede experimentar la historia de Jamestown de otra manera en el Parque Histórico Estatal Railtown 1897. Gracias a su combinación de patrimonio industrial e historia del ferrocarril, “el ferrocarril estrella de cine” (como ha sido conocido por mucho tiempo) ha sido una locación de filmación muy utilizada durante casi toda su existencia; los créditos abarcan desde las primeras películas sonoras hasta Volver al Futuro III. Los tours a pie a la casa de máquinas del ferrocarril, todavía en funcionamiento, que incluyen una exposición de utilería de antiguas películas, son un gran éxito entre los niños y los fanáticos de los trenes. Y, todos los fines de semana, de abril a octubre, los visitantes del parque pueden subirse a un coche de pasajeros antiguo tirado por una locomotora de vapor auténtica, en una travesía de 45 minutos a lo largo de diez kilómetros por las pintorescas laderas de la Sierra.
Mientras se encuentra allí, asegúrese de caminar por este pintoresco pueblo que es un Sitio Histórico de California; muchos de los edificios datan de finales de la fiebre del oro o de antes. El National Hotel and Restaurant data de 1859 y Willow Steak House, que se estableció en 1864, solía ser un bar que atendía a los constructores del Ferrocarril Sierra. Ambos siguen ofreciendo platos a los visitantes en la actualidad.
