Refugiado en el extremo sudoeste del condado de Riverside, este viñedo mantiene su espíritu de rancho tradicional de California, si bien está a solo un salto de las playas del sur de California. Y ofrece diversión alocada para las familias.
En primer lugar, hay fogones todos los sábados por la noche en los fines de semana de verano. Los niños pueden subir al toro mecánico, pintarse las caras, viajar en carruaje por la finca y pedirle que le compren de todo en el bar de bocadillos. Es posible que consigas lo que quieres después de que te hayas relajado con un vaso de vino o cerveza artesanal locales. Los niños también pueden ir a ver los perros y caballos de la granja. En ocasiones también hay música en vivo, lo que agrega un toque muy agradable (consulta el sitio web de la bodega para más detalles).
Consejo de alguien que sabe: a diferencia de las bodegas locales, este encanto ultrainformal del Valle de Temecula no requiere reservas para tus degustaciones de vino.
