Debido a que Bakersfield no ofrece lagos alpinos o bosques de secuoyas, tal vez no lo vea como un lugar para practicar senderismo y estudiar la naturaleza; hasta que se detienga en el estacionamiento de la Wind Wolves Preserve. Aquí, en la reserva natural más grande sin fines de lucro de la Costa Oeste, usted puede caminar (o ir en bicicleta de montaña) varios kilómetros entre los ondulantes pastizales dorados, los ciervos canadienses y las coloridas alfombras de flores silvestres.
La reserva, que se financia por completo con las donaciones privadas a través de la Wildlands Conservancy, institución sin afán de lucro, comprende 37 635 hectáreas en los alrededores de la carretera 166, al sur de Bakersfield, más allá de los huertos y los campos petroleros que alguna vez se utilizaron para ganado. El tramo contiene una sorprendente cantidad de agua (arroyos, ciénagas, humedales, y hasta una caída de agua de piedra caliza de 4.5 metros, además de arboledas de álamos y otros árboles de hojas amplias. Zorros norteños, gatos monteses, ciervos y algún oso negro se alojan aquí, pero no encontrará lobos en Wind Wolves. El nombre hace referencia a los altos pastos que se mueven al unísono con el viento, lo que hace parecer como si los animales estuvieran recorriendo las praderas.
La primavera es la estación más impresionante para venir de visita, cuando las laderas de Wind Wolves explotan en un espectáculo de fuegos artificiales de coloridas flores wyethia, amapolas, lupinos, lasthenias y pasto del género sisyrinchium. Para verlas, camine el corto camino del circuito Wildflower cerca de la caseta de la entrada. En cualquier momento del año, los practicantes de senderismo pueden empezar en el área de picnic de The Crossing y seguir el sendero Tule Elk casi 1.6 kilómetros para observar la manada de más de 200 alces de la reserva. Los senderistas más ambiciosos pueden continuar durante 4.8 kilómetros para conectar con el sendero Reflection Pond, donde un antiguo estanque para el ganado de un castillo histórico ofrece una fuente de agua para la vida silvestre. Desde los puntos elevados a lo largo de esta ruta, podrá sondear un inmenso panorama de pastizales: verdes en primavera y dorados el resto del año. Complete el circuito de 11.2 kilómetros regresando al sendero San Emigdio Canyon. Mientras hace su recorrido, mantenga sus ojos abiertos para encontrar al zorro norteño de San Joaquín, en peligro de extinción, una criatura adorable del tamaño de un gato con orejas grandes y una nariz puntiaguda.
Los practicantes de senderismo más experimentados quizá querrán aventurarse en lo más profundo de la naturaleza de Wind Wolves, para ello pueden tomar los fines de semana el autobús al sendero de El Camino Viejo, ocho kilómetros al sur del estacionamiento principal. Desde aquí, puede caminar por varios kilómetros a lo largo de la ruta de diligencias que utilizaron los primeros viajeros entre El Pueblo de Los Ángeles y San Francisco.
Se aceptan también ciclistas de montaña. La ruta de ciclismo más popular de la reserva es el sendero El Camino Viejo, que es paralelo a San Emigdio Creek. Si quiere pernoctar, hay un área de campismo disponible con reservación, el campamento de San Emigdio..
