Un notable hallazgo en el extremo norte de Shasta Lake, esta serie de cuevas de piedra caliza revela un mundo subterráneo de cerca de 250 millones de años de evolución. Y para hacerlo más genial, las cavernas son sólo accesibles mediante visitas guiadas que incluyen un paseo en bote a través del relumbrante lago, la única forma en la que el público puede llegar a este sitio.
Si bien los Wintu, indígenas nativos, probablemente conocieron las cuevas mucho antes que la presa Shasta formara el lago en 1945, fue un empleado de un criadero de peces local, J. A. Richardson, quien se llevó los honores de descubrir “oficialmente” las cavernas en 1878. Por dentro, hay mucho que ver relacionado con las cuevas, incluidas estalagmitas bulbosas y estalactitas delgadas, relucientes cortinas de piedra caliza con bandas de color como de tocino y helictitas, formaciones de cuevas parecidas a un popote, delicadamente torcidas.
Abierto en 1964 como atracción local, Lake Shasta Caverns ofrece recorridos todo el año. Es una visita al interior de 45 a 60 minutos moderadamente extenuante, con cerca de 600 escalones que llevan a diferentes partes del laberinto, pero vale la pena el esfuerzo.