Fundado en 1893,el Noriega Hotel es el más antiguo y famoso de los lugares de comida vasca del Valle Central, pero tiene mucha competencia amiga en el barrio Kern del casco histórico de Bakersfield, también conocido como el Basque Block. Aquí, en la concentración más grande de restaurantes vascos de Estados Unidos, cada comedor tiene sus especialidades, pero un hecho los une: La comida vasca se sirve en porciones abundantes y prodigiosas.
A donde quiera que vaya se le servirá un “trato” similar, como se le llama: pan agrio, sopa de col, frijoles, salsa, verdura cocida, lengua adobada y espagueti. Todo tiene que consumirse antes del plato principal, que podría ser pierna de cordero rostizada, consomé de carne o rabo de buey o pollo rostizado. Es una tarea monumental incluso para los más grandes comelones, pero la comida vasca del Valle Central se ha servido así desde mediados del siglo XIX, cuando muchos vascos viajaron desde su tierra natal entre España y Francia para buscar fortuna en la Fiebre del oro en California.
Si no tiene tanta hambre, sólo siéntase en el bar y ordene un ponche de picón, el típico cóctel vasco de brandy y granadina, generalmente mezclado con un licor amargo de naranja, o algunas veces jugo de cereza marrasquino, y por lo común adornado con cáscara de lima. El cóctel atraviesa milagrosamente la angosta línea entre lo dulce y lo agrio.
Empiece su exploración de la cultura culinaria vasca en el Wool Growers Restaurant de la calle 19, identificado claramente con la señal de una oveja de neón. El discreto restaurante de la década de 1950 es uno de los sitios de comida más populares de Bakersfield, y sirve especialidades como la sopa de rabo de buey y papas fritas perfectamente crujientes. El bien iluminado comedor con largas mesas de caballete es bullicioso y amigable, un contraste con la vibra de cine negro del Pyrenees Café en Sumner Street, a dos cuadras de distancia. El bar de madera oscura de Pyrenees, con sus cubículos de vinil, pulsantes rocolas y el signo de Budweiser, atrae por igual a los clubes de motociclistas, los grupos de música independiente y los veteranos vascos. Las paredes de su comedor están cubiertas de fotos en blanco y negro de pioneros vascos. El menú de desayunos de Pyrenees ofrece agradables sorpresas: Hágase de un asiento en las mesas del patio al aire libre y ordene los hot cakes rellenos de tocino.
Justo al lado de la autopista 99, y rodeado de gallardas palmeras pindó, el Chalet Basque Restaurant tiene mesas y cubículos pequeños en vez de las mesas de caballete familiares, más apropiadas para una noche romántica, pero todo lo demás es tradicionalmente vasco. Además del arreglo de varios tiempos, el Chalet sirve un escargot con sabor a ajo que no encontrará en ninguna otra parte. Y muy lejos, al otro lado de la ciudad, en Benji’s French-Basque Restaurant, los comensales intentar moderar su ingestión de calorías durante el “trato” para tener espacio para el postre. Benji’s es más francés que español (las ancas de rana son populares), pero el platillo de la casa es el postre de suflé, ya sea de chocolate, lima, Grand Marnier o frambuesa. Ordene uno al tiempo que elige su plato fuerte, de manera que el personal pueda programar su entrega. Debido a su delicada configuración, se debe servir su suflé en el momento preciso que sale del horno.