Los visitantes que vienen por primera vez se sorprenden por cómo se encuentra el Parque Nacional Pinnacles. El ochenta por ciento del parque es vida salvaje, pero lo que rodea al parque también es prácticamente agreste: los piedemontes sin desarrollar de las Montañas Gabilan. No hay restaurantes. No hay gasolineras. No hay supermercados. Si estás acampando, probablemente te aburrirás de los perros calientes quemados. Si estás volviendo a la civilización luego de un largo día de senderismo, tu estómago seguramente estará gruñendo. Ve al Inn en Tres Pinos, un restaurante donde no notarán tus botas de escalada. De hecho, puedes usar tu sombrero de vaquero.
En 1880, la posada era uno de los lugares favoritos de los ganaderos para beber e incluso fue un burdel. En el centro de Tres Pinos, un pueblo de aproximadamente 500 habitantes, este histórico lugar sirve filete miñón, salmón y ternera (gracias a Dios no hay perros calientes); disfruta una copa del vino local del condado de San Benito, servido en un salón sin demasiadas pretensiones. Ve la antigua caja registradora de bronce del salón y las tablas del piso de madera desvencijado.