El edificio más emblemático de Bakersfield, el Padre Hotel de estilo “Spanish Revival”, se levanta en la esquina de las calles 18 y H, y es el único alojamiento de cuatro estrellas en Bakersfield. El moderno alojamiento del edificio de 1928 y los espacios públicos ofrecen un pomposo tributo al pasado de Bakersfield que comienza en el vestíbulo, con un mural de 4.5 metros de una vaquera muy acicalada mirando sobre su hombro. La decoración creativa aparece por todas partes: Las gárgolas se proyectan fuera del edificio. Un brillante anuncio de neón corona el techo. Coloridos animales de granja embellecen el techo de la cafetería donde se sirve el desayuno. El papel tapiz se adorna con sombreros de vaquero, instrumentos de granja y torres de perforación petrolera.
Véalo todo con o sin reservación de habitación. El Padre ofrece unos cuantos lugares públicos para comer, como el señorial “steak-and-lobster” Belvedere Room, el lugar de desayuno para llevar Farmacy Cafe, o el salón de terraza Prairie Fire, con fogatas para las cálidas veladas de verano y vaporizadores frescos para las cálidas noches de verano. Para otra parada nocturna, vaya al Brimstone Bar and Grill, de aspecto de bar clandestino, con paneles de teca, techo de hojalata estampado y mesas de billar, e imagine el columpio de terciopelo que alguna vez colgaba de las vigas del techo y mecía a una belleza en traje de baño.
Todas las 112 habitaciones para huéspedes son acertadamente elegantes gracias a la renovación de $18 millones de USD que en 2010 devolvió al hotel su antigua gloria, al adornarlo con muebles de moda, cabeceras de cama de piel con colchones de espuma viscoelástica y regaderas refinadas y acristaladas. Si se queda por más de una noche, agasájese en una de las lujosas suites del Padre, cada una con una sala separada, un par de televisiones monumentales de pantalla plana, y un jacuzzi con caída de agua.
El Padre Hotel también ha tenido en su historia su parte de intriga . Los cazafantasmas juran que el edificio está embrujado, en particular el séptimo piso, en el que los trabajadores reportan que escuchan risas de niños cuando no hay nadie en el lugar. Algunos atribuyen los fantasmas al antiguo propietario de El Padre, el malhumorado Milton “Espartaco” Miller, que compró el hotel en 1954. Cuando los inspectores de edificios de la ciudad le dijeron que tenía que instrumentar en el hotel las normas del código de incendios, se molestó tanto que colgó mensajes de protesta en el exterior de El Padre y colocó un falso mísil en el techo apuntando al ayuntamiento (el mísil está ahora en el Kern County Museum de Bakersfield).
